Una anécdota muy conocida del Presidente ocurrió cuando aún era un joven abogado estadounidense. El mismo día, tuvo que defender a dos clientes por un delito similar en la misma sala. La diferencia recaía en que en la primera vista defendía al demandante y en la segunda al demandado.
Cuando tuvo que ejercer durante el primer juicio, consiguió que el juez le diera la razón y ganó el pleito. Pero, cuando tuvo que volver por la tarde a defender lo contrario ante el tribunal, tuvo que utilizar el argumento contrario al que empleó en la primera vista.
El juez, sorprendido, le preguntó a Lincoln que cuál era la razón por la que había cambiado de opinión. El abogado respondió: «muy sencillo, señoría. Esta mañana tal vez estaba en un error, pero esta tarde sé que tengo la razón´´.
La elección de Lincoln de abolir la esclavitud casi le costó la presidencia. Su decisión era aprobada por los estados del norte, una sociedad industrial moderna que rechazaba el uso de la esclavitud. Sin embargo, los terratenientes sureños, dueños de inmensas plantaciones en las que se empleaban miles de esclavos, veían en esta abolición el fin de su imperio.
Cuando tomó la decisión definitiva, no pudo evitar la separación de los estados sureños, lo que desencadenó en la Guerra de Secesión (1861 – 1865), que enfrentó a la Unión de los Estados del Norte con la recién nacida Confederación Sudista. Tras dos años de cruentas batallas, Lincoln encaró a la Unión hacia la victoria; consiguió abolir la esclavitud y orientó al país hacia el capitalismo industrial, con unas bases que fueron los primeros cimientos que convertirían a EE.UU en la primera potencia económica y política.
Por algo Lincoln era abogado. Su trabajo consistió en defender los derechos de la gente y por desgracia, esto fue lo que desencadenó su muerte en el teatro de Washington el 14 de abril de 1865. Un reconocido actor llamado John Booth, fiel surista, se enteró de que el Presidente iba a asistir esa noche a ver una obra, por lo que aprovechó para dispararle en la nuca mientras Lincoln veía la obra junto a su mujer. El actor terminó gritando «¡El sur ha sido vengado!´´, tras lo que cayó al patio de butacas.