El fuerte brote de coronavirus (COVID-19) está dejando a muchas empresas en una situación límite, teniendo que recurrir a medidas drásticas, como la suspensión temporal de los contratos de trabajo de los empleados. Por ello, un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) se revela como la medida más adecuada para estos casos de crisis.
Esta medida de urgencia que ha tomado el gobierno tiene como objetivo evitar un colapso general de la economía. Para ello, se han tomado medidas a través de 3 focos:
- La financiación, que evitará el cierre de muchos pequeños negocios.
- La protección del empleo, fomentando el teletrabajo e intentando que no se destruyan demasiados puestos de trabajo.
- Dando derecho a paro a los trabajadores con ERTE, haciendo que el consumo no se reduzca de forma drástica.
Hay que tener en cuenta que el ERTE producido a causa de la pandemia tiene unas consideraciones diferentes a otros, ya que se considera de fuerza mayor. La duración de dicho ERTE dependerá de forma directa de la vigencia que tenga la situación de cuarentena para el negocio, de forma que no podrá determinarse un plazo concreto.
Cómo proceder en caso de aplicación de un ERTE
En el caso del coronavirus, al ser un ERTE por fuerza mayor, el procedimiento se hará a través de la empresa, que será la que comunique al organismo la intención de realizarlo. A partir de ahí, los empleados y representantes serán informados adecuadamente de la situación. Estos trabajadores, seguirán dados de alta en la seguridad social, sin sufrir ninguna modificación.
En cuanto a la empresa, es importante mencionar que tendrán una exoneración de la cotización del 75% para negocios que a 29 de febrero de 2020 tuvieran más de 50 trabajadores dados de alta en la Seguridad Social. En caso de tener una plantilla menor de ese número, la exoneración pasaría a ser de un 100%, suponiendo un gran ahorro de costes para los empresarios con cualquier tipo de negocio.